lunes, 24 de enero de 2011

¿Cuánto tiempo ha pasado?

¿Cuántas veces se puede mirar el reloj en la sala de espera de un hospital? ¿Por qué parece que el tiempo pasa más deprisa los fines de semana y se desliza eterno cuando esperamos a salir de trabajar un viernes por la tarde? A lo largo de la historia se ha especulado mucho sobre la percepción del tiempo y cómo se las ingenia el cerebro para dirigir nuestro reloj interno.
Una nueva investigación que aparece esta semana en la revista 'Current Biology' concluye que ese reloj interno no es, ni mucho menos, rígido; al contrario, se ve claramente influido por los estímulos externos que recibe nuestro cerebro y que alteran la percepción del paso del tiempo entre individuos.
'La persistencia de la memoria' de Salvador Dalí.| El MundoCon la colaboración de 20 voluntarios dispuestos a ceder su tiempo a la ciencia, Maneesh Sahani y su equipo, del Imperial College londinenses (en el Reino Unido) dieron un paso más para desentrañar el misterio del paso del tiempo.
Los participantes se sentaron frente a una pantalla en la que aparecían a intervalos varios círculos de luz y tenían que calcular cuánto tiempo había durado a la vista cada imagen. Posteriormente, la luz apareció en pantalla acompañada por un patrón moteado, que cambiaba a intervalos regulares. En este segundo caso, las respuestas de los voluntarios eran mucho más precisas, probablemente porque contaban con la ayuda del 'ritmo' regular de las motas.
En un segundo experimento, esta vez con patrones irregulares, los investigadores observaron que la percepción de los sujetos sobre cuánto habían durado las imágenes cambiaba en función de la velocidad a la que iba cambiando el dibujo.
A juicio de Sahani y sus colaboradores, estas observaciones refuerzan la hipótesis de que nuestra percepción sobre el paso del tiempo está fuertemente influida por estímulos externos, lo que lo convierte en algo "mutable" y cambiable entre individuos. Esta teoría, añaden, no casa en absoluto con la idea de un reloj interno rígido y localizado en una única región del cerebro, sino que más bien estaría distribuido por toda la geografía cerebral.

El coste económico de los desastres ambientales en 2010 triplicó a 2009

Los daños económicos causados por desastres naturales en 2010 fueron de unos 109.000 millones de dólares, una cifra tres veces superior a la del año anterior, según un informe publicado este lunes por la ONU que también señala que Chile y China son los que se llevaron la peor parte.
Unas 373 catástrofes naturales causaron la muerte de más de 296.800 personas el año pasado y afectaron a cerca de 207 millones más, según el informe, basado en datos del Centro para la Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres (CRED, por sus siglas en inglés).
Los dos hechos que más muertes ocasionaron son el terremoto que ocurrió el 12 de enero en Haití -más de 225.000- y la ola de calor estival que se produjo en Rusia -unas 56.000-, que han convertido 2010 en el año con más fallecimientos por catástrofes desde hace al menos dos décadas.
Hasta ahora las cifras sobre las víctimas de la ola de calor que sufrió Rusia en verano se centraban en los muertos por los incendios forestales, que rondaban las 60 víctimas mortales, y las víctimas por la ola de colar en Moscú, que ascendía a unas 5.000 personas.

Terremotos e inundaciones

El terremoto de 8,8 grados que sacudió Chile el pasado febrero costó unos 30.000 millones de dólares, mientras que las inundaciones y los desprendimientos de tierra del verano pasado en China causaron unas pérdidas de 18.000 millones de dólares. Estas cifras están lejos de las correspondientes a las inundaciones que afectaron a Pakistán entre julio y agosto (9.500 millones) y al seísmo de Haití (8.000 millones).
Con todo, las pérdidas económicas totales de 2010 no han superado a las de 2005, cuando solo los daños ocasionados por los huracanes 'Katrina', 'Rita' y 'Vilma' sumaron 139.000 millones de dólares. En 2008, el terremoto de Sichuán (China), originó unas pérdidas económicas valoradas en 86.000 millones de dólares, elevando el total de ese año a unos 200.000 millones.

La ola de calor en Rusia provocó graves incendios durante el verano. | Efe

'Si no actuamos, habrá más catástrofes'

La representante especial del secretario general de la ONU para la Reducción de los Desastres, Margareta Wahlström, ha declarado en una rueda de prensa en Ginebra que aunque "estas cifras son malas", "podrían considerarse buenas en los próximos años".
"Si no actuamos ahora, habrá más y más catástrofes a causa de laurbanización no planificada y a la degradación del medio ambiente. Y, desde luego, los desastres relacionados con las condiciones meteorológicas aumentarán en el futuro debido a factores como el cambio climático", ha advertido.
Las condiciones generadas por la oscilación climática conocida como 'La Niña' han arraigado en la zona ecuatorial del océano Pacífico y probablemente continuarán al menos hasta finales del primer trimestre de 2011, según la Organización Meteorológica Mundial.
Se cree que 'La Niña' está en el origen de las inundaciones y desprendimientos de tierra que se produjeron en Colombia entre abril y diciembre y con las recientes inundaciones de Queensland (Australia), desencadenadas por las lluvias que comenzaron a finales del pasado diciembre.

Adaptarse al cambio climático

Wahlström ha señalado que es "crucial" que las autoridades nacionales y locales de todos los países "incorporen a la planificación urbana la adaptación al cambio climático", ya que este tipo de medidas "han dejado de ser opcionales".
"Lo que llamamos 'reducción del riesgo de desastres' (...) es una herramienta estratégica y técnica para ayudar a los gobiernos nacionales y locales a cumplir sus responsabilidades para con los ciudadanos", ha añadido.
Por su parte, la directora del CRED, Debarati Guha-Sapir, profesora en la Universidad de Lovaina (Bélgica), ha afirmado que "hay que actuar ya" y ha recalcado la importancia de "comprender las causas directas de las muertes y la destrucción del sustento que provocan las catástrofes naturales para atajarlas eficazmente".
"Hay que revisar y poner a punto la preparación a todos los niveles", ha indicado Guha-Sapir, que ha agregado que "el año 2010 ha demostrado que hay que mejorar no solo la respuesta (a las catástrofes) sino también la preparación".

América, el continente más afectado

Por primera vez, el continente americano ha sido el más perjudicado por los desastres naturales, pero el 75 por ciento de los fallecimientos se debieron a un único suceso, el terremoto de Haití.
Le sigue Europa, que concentró una quinta parte del total de muertes causadas por las catástrofes en 2010, principalmente por la ola de calor de Rusia pero también por la tormenta 'Xynthia', que afectó a varios países de Europa occidental en febrero, las graves inundaciones de junio en Francia y el duro invierno que castigó a todo el continente en diciembre.

Víctimas en Asia

En Asia hubo menos víctimas mortales derivadas de desastres naturales (el 4,7 por ciento del total mundial) pero siguió siendo el continente más afectado, ya que cerca del 89 por ciento de las personas que resultaron afectadas por catástrofes el año pasado vivían en países asiáticos.
En la lista de los diez desastres naturales que más fallecimientos provocaron, cinco ocurrieron en Asia: China, Pakistán e Indonesia. Un total de 2.968 personas murieron en China en abril y otras 530 en Indonesia en octubre a causa de terremotos.
Además, entre mayo y agosto murieron en China 1.691 personas por inundaciones y otras 1.765 por desprendimientos y aludes de tierra en agosto, mientras que las inundaciones de Pakistán (que afectaron a una quinta parte de su territorio) desencadenadas por las lluvias que se produjeron entre julio y agosto dejaron casi 2.000 muertos.