lunes, 8 de noviembre de 2010

En el último año 652 chicas de menos de 15 años se han quedado embarazadas

El sexo entre los 12 y los 14 años ya no es tan extraño en Europa. El principal fabricante de preservativos de Suiza ha visto hasta una posibilidad de negocio al lanzar un modelo de preservativos sólo para niños. Lo ha hecho animado por el Gobierno suizo después de comprobar en una encuesta escolar que una mayor proporción de estos chicos, entre 12 y 14 años, mantenía relaciones sexuales en comparación con las estadísticas de los años noventa.
Los datos de Suiza son difíciles de extraer en las encuestas españolas. Ningún estudio se ha detenido a buscar información sobre lo qué ocurre a los 11, los 12, o los 13, pero la percepción que tienen los pediatras es que las relaciones en la primera etapa de la adolescencia es un fenómeno al alza y no sólo un problema de población inmigrante. La última encuesta escolar española, de 2004, revelaba un inicio cada vez más precoz de las relaciones sexuales plenas. Antes de los 15 años, el 18% de los chicos había perdido la virginidad. El número de gestaciones en la primera etapa de la adolescencia tampoco es estadísticamente significativo.
Pero es un goteo, con un ligero incremento porcentual cada año «al que no se le puede volver la espalda», pide el ginecólogo Ezequiel Pérez, presidente de la Fundación Española de Contracepción. Y lo dice el mismo día que recibía en su consulta a una niña de 13 años embarazada. Este tipo de relaciones, como el caso de los niños rumanos, se escapa del esquema de sexualidad saludable entre adolescentes, de aprender cada uno a descubrir su propio cuerpo. «Lo que nos preocupa es el coito entre niños o entre niñas y chicos más mayores».
José García-Sicilia. presidente de la Sociedad de Pediatría de Madrid, lo vive en su consulta. «Mientras los padres te juran y aseguran que sus hijos no han podido mantener relaciones sexuales, a solas con ellas te quedas sorprendido. Niñas de 14 años me han preguntado por métodos anticonceptivos y he visto cómo a los 15 años, alguna chica ya tenía dos abortos terapéuticos en su historia clínica. No es habitual, pero cada vez es menos extraño», dice. Preguntar por sexualidad en la consulta del pediatra aún es violento, para padres y médicos. Aunque los profesionales conocen las señales externas que les pueden poner sobre aviso: niñas cuidadosamente depiladas en piernas y pubis, y ropa interior, poco o nada infantil.
 
En España se reduce la edad de inicio en las relaciones y, al mismo tiempo, se acorta la llegada a la pubertad. La Organización Mundial de la Salud considera edad fértil de la mujer, entre los 15 y los 49 años, un periodo de tiempo que algunos ginecólogos piensan que debería revisarse. Cada vez más niñas tienen su primera regla en el entorno de los 10 años. Al principio, las menstruaciones no son ovulatorias; al año y medio ya puede producirse un embarazo.
Biológicamente es posible, aunque ni cuerpo ni mente están preparados. «A edades más tempranas se tienen relaciones más promiscuas y se es poco o nada consciente de las infecciones de transmisión sexual», apunta el pediatra. Su cuerpo también es más vulnerable, asegura García-Sicilia. «Una niña virgen e inmadura posee una inmunología diferente y, está, por ejemplo, más expuesta a sufrir cáncer de cérvix por la infección del virus del papiloma humano».
Sin madurez emocional
La pubertad adelantada tampoco se ajusta con una madurez emocional. «Esa asincronía da lugar a una menor responsabilidad», explica Juan Pedro López, presidente de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica. Detrás de este deseo por entrar de lleno en la sexualidad no hay una revolución hormonal. Los cambios que se viven en la pubertad, incluso en las más adelantadas no justifican un aumento de la libido. «Obedece más un cambio social que está precipitando todos los acontecimientos vitales».
El presidente de la Fundación Española de Contracepción, Ezequiel Pérez, tampoco duda: «Lo que está ocurriendo es un claro reflejo del fracaso de nuestro modelo de sociedad y educación». «Los niños no tienen pulsión sexual intensa a esa edad. Se limitan a emular a los adultos, a reproducir lo que ven en el cine, en televisión....». «Si ven en la tele cómo pagan a gente por contar sus intimidades en directo, cómo no van a entender que esto es normal. La adolescencia es el termómetro de una sociedad», recuerda Germán Castellano, responsable de la Sociedad de Medicina del Adolescente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario