domingo, 8 de mayo de 2011

Las técnicas forenses para identificar a las víctimas del accidente de Air France

Dos años después de que un avión de Air France que cubría la ruta Río-París cayera al Océano Atlántico, algunos de los 176 cadáveres que siguen sepultados bajo el agua están comenzando a ser recuperados. Tras el accidente, ocurrido en junio de 2009, sólo 51 pasajeros fueron encontrados e identificados.
A pesar del tiempo transcurrido, el pasado mes de abril se localizó una zona en la que se encuentran varios cuerpos a 3.900 metros de profundidad. Las operaciones de rescate se han retomado esta semana y los primeros cadáveres han sido sacados ya a la superficie.
Las autoridades han dado pocos detalles de la operación y sólo han informado de que los cuerpos, que serán trasladados a París para su identificación, aparentemente estaban en mal estado y se encontraban con el cinturón abrochado a sus asientos. A pesar de que la tarea no será sencilla debido al avanzado estado de descomposición, las técnicas forenses actuales hacen que sea probable que los cuerpos sean identificados en unos días.
Parte del fuselaje del avión, hallado en abril. | Efe / BEAEnrique Dorada, especialista en Antropología del Instituto Anatómico Forense de Madrid, considera que en este caso hay gran probabilidad de que haya una putrefacción avanzada aunque la descomposición de los cuerpos varía mucho en función del medio en el que permanece. "No tiene nada que ver un cuerpo enterrado bajo tierra con otro que ha estado bajo el agua o expuesto en la superficie", explica a ELMUNDO.es en conversación telefónica. "Los agentes causantes de la putrefacción actúan de forma muy diferente según las circunstancias ambientales", señala este médido forense.

Un ambiente frío y sin oxígeno

El caso de los pasajeros de este Airbus es "poco usual", ya que los cuerpos se encuentran a 3.900 metros de profundidad: "Por debajo de los 10º C la descomposición se ralentiza, y los cadáveres están en una zona en la que la temperatura debe ser aún menor. Y ese frío intenso a esa profundidad, de alguna manera, dificulta la putrefacción", explica el forense.
"Otro elemento a tener en cuenta es la falta de oxígeno que se da a esas profundidades, un factor que también retarda la putrefacción de los cuerpos. En cualquier caso, han pasado ya dos años, que es un periodo de tiempo prolongado por lo que lo esperable es que su estado de descomposición sea avanzado".

A pesar de que las técnicas forenses que se utilizan en la actualidad son variadas, éstas quedan bastante limitadas cuando se trata de cuerpos en estado de descomposición. "Por ejemplo, las características físicas pueden estar totalmente alteradas".Otro factor que puede facilitar la identificación es que los cuerpos estén sujetos a los asientos: "Si el cadáver queda dentro de una estructura cerrada, ya sea debido a los cinturones o por cualquier otro mecanismo, es posible que se rescate más información".

El ADN, la técnica que más casos resuelve


Para estudiar cuerpos putrefactos se recurre con frecuencia a los huesos. Una zona del cuerpo privilegiada son las piezas dentales: "Recurrimos a aquellas partes que conservan el ADN durante más tiempo. Los dientes son muy valiosos, sobre todo las muelas. Si la pieza está sana y entera es posible obtener de su pulpa suficiente ADN para llevar a cabo la identificación", asegura.Por ello, Dorada subraya que la técnica que más ventajas presenta en estos casos es la identificación mediante el ADN: "En primer lugar, porque una pequeña muestra es suficiente. Otro punto a favor es que el ADN tiene un grado de conservación importante que permite obtener muestras aunque haya pasado mucho tiempo. Incluso se ha llegado a obtener ADN de momias. Lo importante, eso sí, es conseguir ADN de buena calidad para poder llevar a cabo la investigación".
Sin embargo, tan importante como obtener ADN es cotejarlo con otra muestra, pues de nada sirve si no hay un perfil genético con el que compararlo: "Una gran ventaja de este tipo de accidentes aéreos a la hora de identificar los cuerpos es que suele haber listas cerradas de pasajeros. Generalmente se puede localizar a los familiares directos (padres, hermanos e hijos) para realizar un contraste del ADN. Si los familiares no son directos los resultados son mucho más pobres", explica.
Aunque no es frecuente, en ocasiones se conservan muestras biológicas del fallecido que servirán para cotejar su ADN (por ejemplo, si fue donante de sangre o semen o se guardan muestras de tejido tras una operación).

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